domingo, 8 de mayo de 2011

El movimiento estudiantil y las luchas de los trabajadores, ¿por qué?



En los últimos años hemos venido viendo un proceso de recortes sociales llevado a cabo en muchos países de Europa, y en particular en España. Haciendo memoria de nuestras experiencias en la lucha, hemos vivido dos importantes procesos de cierto resurgir del movimiento estudiantil y del movimiento obrero: el proceso de Bolonia y la Huelga General del 29 de septiembre respectivamente. Esto es algo que desgraciadamente no ha ocurrido con la Reforma de las Pensiones en España gracias a la traición de las cúpulas sindicales, aunque sí ha ocurrido en otros países como Francia, Grecia o Italia. Aunque lo cierto es que incluso en España, las asociaciones estudiantiles hemos hecho campañas contra la Reforma de las Pensiones. Ante estos sucesos, siempre que se habla de movilización estudiantil, se oyen siempre esas “sabias voces” que nos intentan desanimar en nuestro empeño con sus “astutos argumentos” de que los estudiantes no tenemos derecho a huelga, de que no somos trabajadores, e incluso se toman la confianza de llamarnos vagos, que lo que tenemos que hacer es estudiar. Quizás no sea tal su sabiduría, ni tampoco su diligencia.

Pues bien, cuando llevamos a cabo las huelgas contra Bolonia, había quienes nos decían que los estudiantes no tenemos derecho a huelga, que eso es cosa de los trabajadores. Y ante nuestro apoyo a los trabajadores en la Huelga General del 29 de septiembre algunos nos preguntaban por qué protestábamos nosotros si no somos trabajadores, que protesten ellos. ¿Tenemos entonces derecho a huelga los estudiantes? ¿Por qué nos hemos movilizado los estudiantes por la Huelga General? ¿Qué sentido tiene que los estudiantes en Grecia hayan apoyado al movimiento obrero contra las políticas de salvajes recortes del gobierno de Papandreu? ¿O qué tontería es esa de que los estudiantes protestemos contra las reformas de las pensiones, con lo jovencitos que somos todavía? ¿Por qué entonces las organizaciones estudiantiles hemos llamado a la movilización contra la reforma de pensiones? ¿Debemos entonces los estudiantes limitarnos a estudiar o como mucho sólo protestar dentro de nuestro estricto ámbito académico, ya sea en la universidad o en otros centros educativos? ¡Qué tontos fueron los chicos de mayo del 68! ¡Menos perder el tiempo haciendo asambleas y manifestaciones y más estudiar! ¿O no? Pues no. Dejemos el solipsismo para las cabezas cuadradas. Resulta que los fenómenos no son sucesos aislados, sino que existe siempre una interrelación, una relación causa-efecto. Esto se da tanto en la naturaleza como en la sociedad, y a lo largo de la historia, y en general en todas las ciencias sociales. El efecto de una política afecta directa e indirectamente a varios grupos sociales, más aún cuando pasaremos de uno a otro en la siguiente etapa de nuestra vida.

Empecemos por responder a la primera pregunta, ¿tenemos los estudiantes derecho a huelga? Pues la respuesta es que independientemente de lo diga la ley, lo tenemos legítimamente como estudiantes, ya que a lo largo de la historia los estudiantes han luchado por tener unos derechos no ya como estudiantes: por una educación pública, universal y de calidad, por unos derechos de participación democrática en las instituciones educativas, por unas evaluaciones justas, etc., sino que también han participado en reivindicaciones “más allá” del estrecho ámbito estudiantil, también aplicables a la clase trabajadora: derechos sociales y laborales, derechos de huelga, de reunión y asociación, etc. Así que el derecho a la huelga de los estudiantes no es algo que ninguna ley pueda arrebatarnos y si la ley no garantiza nuestros derechos, el fallo está en la ley, no en los estudiantes que se movilizan. Pero si aún así, nos empeñamos en ponernos legalistas, la LODE (Ley Orgánica 8/1985, de 3 de Julio, reguladora del derecho a la educación) dice claramente en su artículo 8, segunda parte del segundo párrafo, lo siguiente: "Las decisiones colectivas que adopten los alumnos, a partir de tercer curso de la educación secundaria obligatoria, con respecto a la asistencia a clase no tendrán la consideración de faltas de conducta ni serán objeto de sanción, cuando éstas hayan sido resultado del ejercicio del derecho de reunión y sean comunicadas previamente a la dirección del centro". Así que la respuesta es que sin duda alguna SÍ tenemos derecho a huelga.

En segundo lugar, ¿por qué los estudiantes nos hemos movilizado por la huelga general del 29 de septiembre y por qué hemos protestado contra la reforma de las pensiones y otros recortes? La respuesta es muy sencilla y obvia. La mayor parte de los estudiantes somos hijos de la clase trabajadora, y seremos clase trabajadora. Ambas reformas lesionan claramente los derechos conquistados por los trabajadores durante décadas de duras luchas. Sufriremos en nuestras carnes la ampliación del periodo del contrato en prácticas de cuatro a cinco años tras acabar los estudios, por el que pagan mucho menos que en un contrato ordinario, la reducción de las indemnizaciones por desempleo, la facilitación de las condiciones para despedirnos, y la imposibilidad para muchos de obtener una pensión digna con el cambio en los cómputos y en la edad de jubilación. Así que como futuros trabajadores debemos defender nuestros derechos para cuando salgamos al mundo laboral no seamos carne de cañón para la precariedad, más de lo que ya somos. Además, el día de mañana si deseamos estar en la lucha, tendremos ya una experiencia acumulada de nuestra etapa estudiantil, que sin duda nos ayudará mucho. Tenemos ejemplos históricos del apoyo entre movimiento obrero y estudiantil como lo fue mayo del 68, además de otros tantos más recientes como los antes mencionados de Grecia, Francia e Italia. Tenemos además el caso de la huelga de Puerto Rico del año pasado en el que se dio el proceso contrario: el movimiento obrero apoyó a los estudiantes en la huelga de Puerto Rico, que empezó siendo universitaria y terminó adquiriendo un carácter nacional. En Grecia los estudiantes han visto que los recortes les afectan en su vida diaria y laboral; en Francia y en Italia los estudiantes ven cómo una reforma de pensiones les afectará a corto plazo (más desempleo juvenil) y también a largo plazo (trabajar más años ya con una avanzada edad y dificultades para obtener pensiones dignas); en Puerto Rico los trabajadores han visto cómo una privatización de la universidad puede dejar a sus hijos sin posibilidad de estudios superiores; y en España, los estudiantes tampoco somos tontos, y vemos que la Reforma Laboral nos afecta reduciendo nuestros derechos laborales y condenándonos a unos salarios y a unas condiciones laborales inaceptables. Por eso nos hemos movilizado, por eso hemos ido a la huelga, por eso reivindicaremos e iremos a toda huelga que consideremos necesaria, y sí hombre sí, tenemos derecho a hacerla.

Y por último, sepan aquellos que nos llaman vagos que además de estudiar nos curramos nuestras pancartas, nuestros artículos, pasamos tiempo en reuniones y asambleas, y vamos por las facultades y por las calles, manifestándonos, con valentía y diligencia, arriesgándonos a sufrir represalias y a aguantar tonterías de listillos. Hay que reconocer que a veces es divertido, pero a veces no tanto. Nos aporta mucho como personas, y nos ayuda a garantizar nuestro futuro el día de mañana, y aunque también tiene sus riesgos (que no todo el mundo quiere asumir, claro está), tenemos que tener en cuenta que es algo necesario para garantizar nuestros derechos y nuestras condiciones de vida, que hay tiempo para todo, que nuestros padres no van a estar ahí toda la vida, y que si no nos movemos, nos quitarán cada vez más derechos y viviremos peor nosotros, y también nuestra pareja, y también nuestros hijos. Vale la pena, sin duda.

Por esas razones, desde AEU decimos que como sí queremos estudiar en una Universidad pública, democrática y accesible para todo el mundo, rechazamos el Plan Bolonia y la Estrategia 2015, y que como sí queremos trabajar con salarios, condiciones y pensiones dignas, nos oponemos a la Reforma Laboral y a la Reforma de las Pensiones. Debemos por tanto seguir, y seguiremos luchando contra cualquier intento de quitarnos nuestros derechos como estudiantes y como trabajadores. El día de mañana quizás queramos que nuestros hijos estudien y quizá nos venga bien tener acceso a una digna jubilación. En definitiva, obreros y estudiantes, unidos y adelante.